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Julius Shulman, Modernism rediscovered, 1956.

  • Foto del escritor: carmenalvarezarch
    carmenalvarezarch
  • 9 ago 2020
  • 5 Min. de lectura

Frey Residence, Albert Frey; Palm Springs, California.


Las imágenes del renombrado fotógrafo Julius Shulman retrataron el nuevo espíritu idílico del boom de construcción de posguerra, durante la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos. Natural de Brooklyn, se mudó a Los Ángeles a una temprana edad y estudió en la Universidad de California durante un breve periodo de tiempo. Tras su regreso a Los Ángeles (1936) realizó por casualidad sus primeras fotografías, como aficionado, de la Kun House de Richard Neutra. El propio Neutra quedó impresionado y comenzó a encargarle fotografiar todas sus obras.

A Neutra le siguieron otros arquitectos destacados de la época, como Albert Frey, Raphael Soriano, Charles y Ray Eames o Rudolf Schindler, entre otros. Su labor fue la principal fuente de documentación de la arquitectura moderna del sur de California y es su archivo personal, con más de 260.000 fotografías, considerado hoy el más valioso pilar para la comprensión del desarrollo de este movimiento en la ciudad de Los Ángeles. El propio Neutra decía: “Mira, puedo mandar estas fotos a Francia, a Alemania… pero no puedo mandar la casa entera en ladrillos, vidrio y cemento” (MULARD, 2004). Serán estas imágenes las que conformen el imaginario colectivo que hoy conocemos y que se difundió por todo el mundo.

En comparación con otros fotógrafos contemporáneos a Shulman, como Hedrich-Blessing Photographers o Ezra Stoller, destaca por desarrollar su propio lenguaje, buscando la escenografía del espacio. Un cruce entre la publicidad y la arquitectura, basada en la cultura pop con la colocación de mobiliario de forma estratégica, la iluminación, la vegetación y las personas o modelos con actitudes y poses estudiadas. Conseguía llevar al espectador hacia el estilo de vida que estos espacios incitaban. Era la forma de exaltar la modernidad y de mostrar el ideal de progreso y bienestar.

Inicialmente, la sociedad norteamericana criticaba con fuerza los conceptos de minimalismos y carencia de ornamentación que llegaban con los arquitectos europeos, en artículos de prensa y revistas. Un ejemplo fue la publicación en la revista House Beautiful del artículo “The Threat to the Next America” por Elizabeth Gordon en 1953. Calificaban estas viviendas de inhabitables, incluso se llegó a asociar esta arquitectura con una estrategia del comunismo para reducir la calidad de vida en Estados Unidos. Seis años después de esta publicación, Richard Nixon expuso que la arquitectura en Estados Unidos tenía que convertirse en herramienta para promocionar el capitalismo, un escaparate de lujo, exuberancia y poder de Norteamérica en plena Guerra Fría.

La transparencia, racionalidad y sobriedad de esta arquitectura no conseguía cambiar la opinión de sus críticos, estos preguntaban: “¿Por qué los edificios han de limitarse siempre a expresar su propia estructura? ¿Por qué no pueden expresar aquello que se encuentra en su interior? (...) La gente quiere calor, alegría y buen gusto en su medio ambiente” (WOLFE, 1969). Los arquitectos defensores de este movimiento abordaron la dificultad de implantar el modelo en california con un objetivo claro de mostrar un nuevo entendimiento de esta arquitectura, y conseguir que la sociedad la valorase. Nacen así una serie de promociones experimentales como las Eichler Homes en la bahía de San Francisco o las Case Study Houses de Entenza en Los Ángeles a las que se les acompañó con instantáneas e imágenes cuidadas que reforzaban el diseño. Historiadores como Beatriz Colomina destacan que esta estrategia consiguió que “la arquitectura moderna formara parte de una fascinación general, tan atractiva y llena de colorido como otros productos del “Good Life”: los automóviles, los electrodomésticos, la comida, los juguetes, los muebles, la ropa y el césped. La arquitectura era un objeto más de consumo bien empaquetado, una imagen atractiva, suficientemente apetecible como para comérsela” (COLOMINA, 2006).

Un ejemplo de este trabajo de documentación que Shulman realizó es la imagen de la Frey Residence en Palm Springs. El arquitecto Albert Frey se mudó a esta ciudad desértica en 1934 y construyó su propia casa en 1941. Shulman fotografió la casa durante todas las etapas del desarrollo del proyecto, incluyendo la anexión de una gran sala de estar/espacio dormitorio, un solárium y una piscina en la zona exterior, todo al original núcleo de 3 habitaciones.

En una de las fotografías representativas, tomada en 1956, vemos una escena cuidadosamente elaborada; se nos presenta un encuadre parcial de la sala de estar. En ella solamente vemos parte de la mesa de comedor, rodeada por las sillas diseñadas por el propio Frey. Se observa la continuación del suelo y los muros con acabado de hormigón desnudo, pulido, y la conexión con la cubierta de acero corrugado. Elementos propios de la arquitectura moderna. Sin embargo, Shulman reviste el espacio de elementos cotidianos que dan vida a la imagen. Platos, cubiertos, vegetación, color en el mobiliario y sus complementos; elementos que permiten exponer el lujo y las posibilidades del espacio.

La partición de vidrio, que une esta sala de estar con el porche y el jardín con piscina, permite crear esa visión continua de espacio interior-exterior. Esta partición se encuentra completamente abierta, y los propios vidrios se esconden tras la cortina amarilla. Aquí entran en juego los elementos principales de la escena, las personas. Existen tres personas en la escena, la primera está en un segundo plano, en el porche previo a la piscina, sentada sobre un sofá de cojines en el suelo. La abertura completa de la partición de vidrio da pie a la posible confusión de si se encuentra o no en el interior de la casa. Su postura glamurosa y relajada representan el descanso y la felicidad de sentirse en un espacio único, de disfrutar del lujo.

En un tercer plano vemos las otras dos personas que charlan relajadamente en el jardín, su conversación da paso a la fusión del espacio con el paisaje, referencia a las ideas de Frank Lloyd Wright y su integración de la arquitectura en el entorno. Vemos, además, el juego de sombras que se producen sobre la piscina destacando la estructura metálica a modo de pérgola en conjunto con la valla de acero corrugado que bordea el jardín. Integrando estos elementos con la vegetación y el paisaje.

A pesar de no tener un increíble conocimiento técnico, Shulman tenía la capacidad de comprender el lenguaje espacial de esta arquitectura y captar sus ángulos y transparencias. Huyó del tratamiento de estas obras como una abstracción arquitectónica y buscó generar esa imagen de “hogar” que buscaban los ciudadanos estadounidenses. Intentaba transmitir sensación de vida, generando su propio arquetipo de sociedad moderna. Aunque no se consiguió un gran éxito en la clase media, sí que tuvo aceptación en edificios de oficinas. El ámbito más doméstico quedó relegado a los personajes más pudientes de la época, empresarios como Kaufmann, diseñadores o actores como Frank Sinatra, que mostraban sus viviendas modernas en Palm Springs.

Sin embargo, con sus imágenes, Shulman consiguió modificar esas ideas de descontextualización del estilo internacional y generar su propia esencia californiana, una identificación de la cultura de los habitantes de los ángeles presente en todo el mundo. La fotografía de Shulman ha tenido gran influencia en el acercamiento de otras disciplinas a la arquitectura moderna de california, creando axiomas aún vigentes en el siglo XXI. Referencia para publicistas, arquitectos y diseñadores.



 
 
 

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